Es un relato testimonial largo, pero vale la pena leerlo y ver las fotos del
"Milagro Eucarístico".
Jesús salva a un Satánico que iba a profanar la Eucaristía.
Era un viernes de marzo de 2014, por cierto bastante frío, el tiempo transcurría en el
aeropuerto
“El Dorado en Bogotá” de una manera lenta, el avión
estaba retrasado y por
tal motivo estábamos
esperando el llamado
para abordar y así
iniciar una misión en algún lugar del mundo.
Mi compañero de misión
de repente dijo: - ¡Quiero tomarme un
tinto, un buen café
colombiano! así que nos
decidimos a buscarlo, caminábamos
hacia las cafeterías,
cuando de repente una
persona de aproximadamente 25 años
de edad fijo su
mirada en mi hábito azul
y se dirigió hacia donde yo estaba y aquel
hombre preguntó: - ¿Es usted sacerdote?
pregunta a la cual respondí: -¡No hermano,
yo soy religioso, fraile de una comunidad
de la Iglesia católica!
Esta persona
con una mirada bastante profunda,
suspiro y como si desde lo más profundo de su
ser se hubiese desprendido algo
respondió con agresividad:
-¡No me llame hermano,
que yo soy satánico!
Voltee la
mirada hacia mi amigo, él muy prudentemente se
alejó un poco, para que yo hablara con aquel
joven que Dios, la vida y el destino mismo
habían puesto en mi camino por alguna razón
y, no lo podía dejar ir sin que fuera
impactado por una palabra poderosa que
cambiara su vida y se entregará a Jesucristo.
Cuando mi compañero de
misión se alejó, aquel joven me dijo: -¿A
usted no le da miedo lo que le estoy
diciendo? yo respondí:
-¡No hermanito!, Dice la
Sagrada Escritura en el libro de los Romanos
5, 20: “que donde
abundó el pecado,
sobreabunda la gracia de Dios" y en mi
adolescencia yo también cometí ese grave error.
Aquel joven centró su mirada, oscura y
profunda sobre la mía y
de repente como si una
luz brillara dentro de su ser, como si la vida
misma de Dios se estuviera desprendiendo
dentro de su interior, como si las
especies inteligibles de
la misericordia Divina
lo estuvieran arrastrando hacia el
amor, sacudió su
cabeza diciendo:
-Mañana
en la noche tengo que pactar con el
diablo, yo le clave mi mirada en sus ojos
preguntándole:
-¿usted tiene ahí la santa
hostia? Una lágrima brotó por su mejilla izquierda
y dijo: -¡Sí!, ayer fui a misa en Fontibón,
cerca de donde la secta satánica hace sus
reuniones y me la robé.
Un escalofrío sacudió
las fibras más íntimas de mi ser, haciendo que
una especie de corriente me transitara
de la cabeza hasta la punta de los pies. Me vi
reflejado en este joven, que no sabía para
donde correr.
Si el volvía a su secta,
inevitablemente tenía que volverse, convertirse en
un idiota útil del
diablo, pero sino
volvía; corría peligro de muerte. De repente viví
como un de javu; Vino a mi mente algo que
había leído cuando tenía 17 años, lo
que ellos -los satánicos llaman “la
biblia negra”; escrita por Lavey en abril del
69; debido a este libro se inauguró para el
mundo, el satanismo contemporáneo y allí el
señor Lavey como lo llamaban sus seguidores,
este hombre dice que:
“sin hostia
consagrada, no hay un Dios
a quien verdaderamente
insultar."
Recapacité, volví en sí
y le dije: -hermano, no cometa ese error, si
usted pacta con el
diablo se va a condenar,
usted y yo sabemos que el infierno
existe y que la condenación eterna es
algo terrible, ¡yo sé que a usted le han dicho
que a los 5 años de haber pactado se
tiene que matar, quitarse la vida como
ofrenda al diablo, para que así venga como
demonio a proteger a los miembros de la
secta, pero eso es mentira, el diablo está
haciendo como los malos políticos de este
país, campaña por su alma. Hermano, no
vote por él, mejor entréguele su vida a mi
Señor Jesús, que es fiel y le puede dar vida
y vida en abundancia!
El joven
lloró, estaba desesperado, atribulado,
no sabía qué hacer, levantó su vista al
cielo, tocando su rostro y frotando su cabeza me
dijo: -¡no sé porque lo busque padre! lo cual
con emoción y mirándole fijamente le
respondí: -¡usted no me busco, Dios lo está
buscando a usted hermano, Dios no quiere
que un hijo suyo se pierda, Dios no
quiere que un templo vivo
del Espíritu Santo
cometa un error de esa magnitud, se lo repito
entréguele su vida a mi amado Jesús, y él lo
levantará como las Águilas, le dará fuerza
de búfalo, y enviará ángeles alrededor suyo
para que lo protejan y que su pie no tropiece
con piedra alguna, hermano deje que Jesús
tome control de su vida y entrégueme la
Santa Hostia, por el amor de Dios,
entréguemela!
Así que volví a mirarlo
a los ojos, pero creo que estaba tan
desesperado que le vi el alma, un aliento lleno
de oscuridad, de tribulación, un alma
ennegrecida por el pecado moral, oscura por
haberle dado rienda suelta a las
apetencias de la carne y por sofocar dentro de
él, al Espíritu Santo, al Divino Espíritu de Dios
que lo habitaba desde el bautismo. Yo
sabía que en él, estaba Jesús, realmente
él, era un sagrario vivo, él, era un
portador de Cristo, la luz del mundo, el Señor de los
señores, el Rey de reyes, el camino, la
verdad, la vida y si Jesús estaba en él, lo
arreglaría todo, así que hice una oración
mental, le pedí con todas las fuerzas de mi
fe, le dije:
-Ilumínalo a través del
corazón de tu dulcísima madre; la Rosa
Mística y continúe diciendo: -ven Señor
Jesús a su corazón y llénalo de tu luz; por
esta razón, no le quitaba la mirada; yo
sabía que lo estaba escudriñando, que lo
estaba interpelando y no era yo, era Jesús
actuando en mí, era él que estaba amando a este
joven y era Jesús en él, que lo había
atraído hacia mí.
Le volví a decir:
-¡hermano deme la santa hostia." Por
tercera vez le repetí: -por el amor de Dios, entrégueme
la santa hostia.
Una Luz brilló en él, la
luz del mundo ilumino su ser y como si
me fuera a entregar algo precioso, valioso,
frágil y delicado para él; Metió su mano bajo
su saco rojo, y del bolsillo izquierdo de su
camisa, cerca de su corazón, sacó a Jesús.
Yo sentí como si Jesús mismo no se
quisiera alejar de ese corazón, pero supe que
ya lo había iluminado, que la luz de
la misericordia de Dios que nos lleva al
arrepentimiento y contrición de corazón
estaba en él.
Bajé mi mirada y en su
mano temblorosa estaba mi Señor y
Salvador, pensé en arrodillarme, adorarlo y
contemplarlo pero una voz me dijo: -hijo
mío, sálvame. Y replique -¿Yo señor? un
cúmulo de pelos, carne y huesos, salvar
al Salvador del mundo; Me sentí el ser
más pequeño del universo, el más
insignificante, pero el instrumento que él había
escogido para ser rescatado de las manos
de este hombre, y de los insultos de estos
satánicos que lo esperaban con anhelo,
con ansias, con deseo, pero no para
adorarlo, al contrario, para profanarlo, ellos
sabiendo que Él está realmente presente en la
eucaristía; puesto que el
"sacerdote" satánico antes de profanar la santa hostia
dentro del cuerpo de una mujer desnuda,
pronuncia unas palabras terribles.
Tomando la hostia y levantándola en sus
manos, dice: -Jesús, quieras o no, te tienes
que quedar aquí. Así que de inmediato actúe,
alargue mi mano y
tome a mi Dios, lo acogí
en mis manos desnudas, y pensé:
-Oh
Dios mío, amor de mis amores, te adoro,
espero y te amo, por aquellos que no te
adoran, no esperan y no te aman. Cuanto ansiaba
tener un corporal o un purificador para
cubrir a mi Jesús y no tocarlo directamente con
mis manos temblorosas y sudorosas;
pero tenía que hacerlo, así que puse mi
mano cerrada y temblorosa debajo del
escapulario de mi hábito y le dije al
joven:
-¿Ahora que va a hacer? Y él me dijo:
regresare al pueblo de donde nací; dando la
espalda, le llame y dije:
-Frederick. él
regreso. Y dije -Guarde mi número de celular y
me llama si necesita algo. Él lo anotó en una
servilleta y partió sin dejar rastro alguno.
Mientras él partía, yo
veía perderse en el horizonte, y una voz
llamaba para abordar el avión que estábamos
esperando. Así que no hicimos caso omiso al
llamado y nos dirigimos hacia la
puerta, mi compañero de misión me dijo:
-¿Por
qué tan pensativo Fray?
Y yo saqué mi mano
debajo de mi hábito y le mostré la
Santa Hostia consagrada por un
ministro católico y que había sido robada y
rescatada de las manos de un satanista; mi
compañero en un acto de amor exclamo: -señor
mío y Dios mío y lo adoró con ternura;
Después me preguntó:
-¿Ahora qué piensa
hacer? a lo cual le respondí: -voy a
notificarlo a mi superior, para que me dé luz y así
saber qué puedo hacer; Saqué mi celular
y le tomé una foto a mi mano temblorosa, a la
mano más dichosa del mundo, puesto que no
es una mano consagrada para tomar a
Jesús; que no había sido consagrada
sacerdotalmente porque su dueño, había
decidido entregar tres años a la misión
itinerante para llevar el reino de Dios a través
de la palabra al mundo entero y no había
cumplido con el estudio que la Santa
Madre Iglesia Católica pide para la ordenación
de un presbítero.
Cuanto me hubiera
gustado ser presbítero para mediante el
sacramento de la reconciliación y en el
nombre del Señor Jesús, absolver a este
hermano mío, que estaba metido en el
satanismo, cuanto me hubiese gustado ser
sacerdote para ser digno de tomar a mi
Jesús en mis propias manos consagradas por Él
y para Él, mediante una aplicación que
descargue en mi celular, notifique
este acontecimiento a mi superior, le envíe la
fotografía de mi mano sudorosa y del mismo
Dios en ella.
Él me dijo que tuviera
cuidado, que en la última reunión del clero
diocesano en la diócesis el obispo había
hablado de eso, de personas que buscaban
hostias sin consagrar y que se
hacían pasar por satánicos para pedir
dinero, que tuviera mucho cuidado, yo no
sabía qué hacer, así
que le escribí a mi
mejor amigo. Un sacerdote que hace su
pastoral en uno de los países más pobres
del mundo, que sin ser ciudadano de este
país, se ha entregado como un verdadero
libertador y transformador de una
sociedad que realmente necesita del
amor de Dios, y él muy sabiamente me pidió
que no la consumiera, que esta
persona la podía haber envenenado, y yo podía
ser una vitrina de una secta satánica, que
mejor la llevara conmigo y cuándo llegará
al país al cual iba a predicar, la pusiera
en un vaso con agua, y que al perder la forma,
la pusiera en una planta, a mi mente vino
una clase de derecho canónico, donde
el maestro explicaba que antes del
concilio Vaticano II, existía un lugar llamado
piscina, para depositar las santas
formas o los residuos de las mismas, que se
presentan en estos casos o cuando una santa
forma cae al suelo.
Pero yo, no estaba en
una parroquia, ni mucho menos tenía un
relicario, así que saqué mi pañuelo y puse
a mi Jesús al lado de mi corazón, para que
me iluminara en este viaje, abordamos el avión, este
se dirigía hacia Panamá, una conexión
internacional, el vuelo
había salido una hora
después de lo previsto, una hora que
tal vez el mismo Jesús había profanado
para ser salvo de las manos de esta satanista,
una hora que yo le llamaría, la hora de la
misericordia.
El vuelo continuaba,
mientras tanto a mi mente llagaban muchos
pensamientos.
-¿Será que este hombre
era un mentiroso, será que esta
envenenada?
Pensé Dios mío ilumíname, si estás aquí
déjame sentirte, Señor mío y Dios mío,
sino eres tú, estoy adorando un pesado de
pan, Señor háblame.
Fue algo extraño lo que paso,
no sentí nada místico, ni mucho menos
escuche la voz de Dios, sólo vino a mi
mente una historia que me había contado mi
director espiritual, él en una de sus
direcciones me hablo del doctor angélico, santo
Thomas de Aquino, me dijo:
-Un día Santo
Thomas estaba en la
biblioteca estudiando y
de repente llego un
hermano lego diciendo,
Fray Thomas una
vaca está volando, y el
santo salió a ver el
acontecimiento y no vio
nada, por tres
ocasiones más el mismo
hermano lego le
dijo lo mismo y el santo
doctor salía a ver la
vaca que volaba;
entonces el lego le dice, si
sabes que te estoy
mintiendo por qué razón
sales a verla, a lo que
Santo Thomas
respondió, ¡prefiero
creer que las vacas
vuelan y no que los
cristianos mientan!
Así que me dije, -¡no siento
nada pero prefiero creer a no creer!
Al llegar a Panamá,
perdimos la conexión al país que nos dirigíamos,
la empresa que nos transporto dijo que
hasta el otro día a las 7 am salía el primer
vuelo; Dios mío, que angustia, teníamos que
estar al otro día a esa misma hora iniciando
un retiro, un
seminario de vida en el
Espíritu Santo.
Yo pensé: -¿ahora qué
hacemos? yo había arreglado el vuelo para
llegar a los Ángeles California y viajar toda
la noche hacia un pueblo en la bahía,
cerca de san Francisco, tenía que tomar el
material que se usa para la evangelización y a
otros dos misioneros que están en la
pastoral, si las cosas eran así, y llegábamos a la 1
pm a los ángeles eso quería decir que no
podíamos llegar al seminario a tiempo.
Un padre que venía en el
mismo avión y que se encontraba con una
situación similar a la nuestra, pues la única
diferencia era que el destino final suyo era
Los Ángeles California, nos
preguntó, que íbamos a hacer
Y yo le dije: -pedirle a
la aerolínea que nos deje en san Francisco,
puesto que es lo más cerca, el Padre sonrió y
dijo: -muchacho, esta empresa no va hasta
allá y por mucho los dejarán en los
ángeles, sin embargo nos dirigimos hasta la
ventanilla e hicimos la petición, fue algo
asombroso, nos atendieron sin ningún problema y
nos dieron todo lo apetecido; el padre
asombrado pronunció una palabra que hizo
parte central de la predicación del retiro y
el título de este escrito, el padre dijo:
-¡Esto si es exceso de Dios!
Pero como no iba a ser
exceso de Dios, si el mismo estaba con nosotros,
su cuerpo, su
sangre, su alma y su
divinidad estaban cerca de mi corazón, nos
enviaron a un hotel donde pasamos esa
noche, un hotel hermoso, algo grande,
lujoso, donde las gentes llenas de joyas y
de dinero se paseaban por los grandes
pasillos del mismo; pero yo sabía que
la riqueza más grande la tenía yo, en
mi humilde pañuelo, cerca de mi corazón.
Esa noche descansamos y
dormimos como reyes, como no, si somos
hijos del Rey, pero no conciliamos el
sueño, sin antes adorar al señor de
señores, el despertador sonó a las 5:00 am, nos
levantamos he iniciamos un largo viaje
hacia san Francisco California, pasando
primero por los ángeles, mientras nosotros
descansábamos los dos compañeros de misión
viajaban durante la noche, para así predicar
el primer día de retiro y vivir en sus
ministerios el "exceso de Dios."
Fue un viaje extenso,
que se alargó más de lo normal puesto que
llegamos a las 7:00 pm a San Francisco, muy
tarde para unirnos al retiro, viajamos a un
pequeño pueblo del cual me reservo el nombre,
pero sin saberlo allí iba a ser testigo
de "un gran milagro"
Llegamos exhaustos,
sobre las 9:00 pm, al hogar de unos servidores
de la palabra y al llegar hablamos, nos
conocimos, segunda vez en la vida que nos
veíamos, ya nos habíamos visto en otro
retiro, pero en este ellos eran los
organizadores, hablando nos contaron que eran
ministros extraordinarios de la Eucaristía, así
que les conté lo que había pasado el día
anterior con el satanista y procedimos a depositar
la Santa Hostia en un vaso con agua,
siguiendo el concejo de mi amigo el sacerdote.
Nos dirigimos a
descansar, pero no sin antes adorarlo a Él, en
medio de la noche sentía una gran paz, me
sentía como si fuera un héroe que había
Salvado al mismo Dios de ser profanado,
claro que si Dios no hubiera puesto en ese
joven el deseo de hablarme, en ese mismo
momento estaría siendo profanado, pero
Él es bueno, y todo lo sabe, pero no por
virtud ni por mérito propio, pero así me
sentí, un súper héroe.
Amaneció y el
despertador sonó a las 6:00 am, nos preparamos
espiritual y físicamente para unirnos al segundo
y último día de retiro, que a mi parecer
ha sido uno de los más ungidos por el
Espíritu Santo, en realidad creo que en
aquel pueblo hubo "exceso de
Dios" él ha estado latente con nosotros y estamos
alegres por ello y así fue la última frase que
se pronunció.
Apenas acabamos el
retiro, sobre las 8:00 pm, y después de
compartir con nuestros hermanos servidores,
partimos por tierra a los Ángeles California,
viajamos toda la noche, orando, alabando
y durmiendo, viajamos por más de 6
horas, llegamos al destino, nos bañamos e
inmediatamente salimos para el
aeropuerto, puesto que teníamos el vuelo de
regreso a nuestra Amada Colombia. En la mente estaba mi
Señor, que había quedado en aquel vaso
con agua, me preguntaba si ya había
perdido la forma y lo habían puesto en una
planta, con un
pequeño flash back de
recuerdos así concluye mi viaje y
regreso a Casa. Días después, estando en
Clase en mi Universidad, llega un
mensaje y el contenido me deja estupefacto,
sorprendido,
anonadado, simplemente
paralizado, el mensaje era de una de
las personas con la cual compartimos el
retiro, una de ellas que habitaba en aquella casa
llena de bendición, me notifica en letras:
-“la Santa Hostia que
estaba en el vaso con
agua se había
transformado en carne,
en la misma cárcel
de Dios. Que un milagro
eucarístico había
sucedido”.
Gloria a Dios
jadeo mi alma a dicha mención
electrónica. Gracias a esta amada
inspiración y a los acontecimientos que viví
desde mi itinerario de Colombia a San
Francisco California, decidí relatar este
suceso que Dios me permitió presenciar, y
recordando que en alguna parte de los
Estados Unidos de norte América,
en un grato pueblo cerca de la bahía, es
testigo de "Un Milagro Eucarístico" allí se adora a
Jesucristo en su santo y divino cuerpo y
donde cabe tildar que allí hubo
"Exceso de Dios."
P-Daniel G Omi