“…Llegado
Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «
¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que
Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas».
Él les dijo: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo:
«Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la
carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo
que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del
Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los
Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que
desates en la tierra quedará desatado en los cielos»…” Evangelio según San Mateo 16, 13-20
Aclaremos
qué significa Cónclave: viene del
latín, “cum clavis”, y significa precisamente “bajo llave”. Es una asamblea de
cardenales regida por reglas muy estrictas, durante la cual los mismos se
aíslan del mundo exterior para evitar presiones hasta haber elegido a un nuevo
papa. Esto tiene vigencia desde el
Concilio Lyon II (1274).
El día de ayer (12/03/2013), se inició el
Cónclave con la misa Pro Eligiendo Romano
Pontífice, presidida por el cardenal decano Angelo Sodano y concelebrada
por los 115 cardenales electores en la Basílica de San Pedro.
Se realizó posteriormente
la primera votación, y a través de la chimenea montada sobre el tejado de la
Capilla Sixtina se pudo observar que la primera fumata tuvo humo negro, lo que
significa que no se logró un acuerdo entre la mayoría de los cardenales
electores para elección de un nuevo Papa.
Para anunciar al nuevo Sumo Pontífice
se requería de 77 votos de los electores.
Finalmente hoy luego de 5 votos en total, dos
fumatas negras y una blanca; la esperada, se dio a conocer al nuevo Papa de la
Iglesia Católica, él es: Cardenal Jorge Mario Bergoglio, ahora nuestro Papa
Francisco.
La emoción que me embargó el alma al ver salir
humo blanco de la chimenea colocada sobre la Capilla Sixtina, fue increíble. Como
católica y practicante me alegré, me sorprendió de sobremanera tal vez porque
me uní a las plegarias de los demás hermanos católicos alrededor del mundo, tal
vez porque de alguna manera fui partícipe de ese momento histórico en la
iglesia, tal vez porque así me lo hizo sentir el Santo Espíritu.
Cuando el cardenal francés Jean-Lous Tauran
anunció quién fue electo Papa, lo admito me quedé en shock, lo primero que se
me vino a la cabeza fue: “Es argentino, y ahora quién los aguante a los
argentinos”.
Luego, el Papa Francisco tomó la palabra,
escuché no solo con los oídos sino con el Espíritu lo que tenía para decir,
ahora describiendo el momento que viví vuelvo a tener piel de gallina y
lágrimas en los ojos; quienes me conocen saben que no soy de lágrima fácil, todo
lo dicho por el Santo Padre me llegó; agradecí a Dios por el hombre que escogió
para Pastor de sus ovejas en el mundo.
“Comenzamos
un camino de fraternidad, de amor, de confianza. Recemos para que haya una gran
fraternidad en todo el mundo. Antes de dar la bendición os pido un favor, que
pidáis al Señor la bendición para su obispo. Hagamos en silencio esta oración
vuestra por mí”.
El Papa Francisco se ganó mi respeto y
admiración, en tan solo minutos. Con sencillas palabras, con naturalidad y
obvia sinceridad demostró ser un hombre humilde, dispuesto a realizar la labor de evangelizar no solo a Roma, sino
al Mundo. Y se despidió diciendo…
“Nos vemos pronto. Voy a rezarle a la Virgen para que proteja toda Roma.
Buenas noches y buen descanso."
Para nosotros los católicos, la figura de la
Santísima Virgen María tiene una preponderancia única en nuestra
espiritualidad; una vocación que se nutre y sustenta en la Madre celestial, es
una vocación que rinde frutos y posee fortaleza para sopesar las acechanzas del
mal.
Me viene a la memoria lo siguiente: “Dónde se
encuentra presente la Virgen María, el Diablo detesta estar, odia no tener
poder sobre la inmaculada concebida sin mancha de pecado original”.
Que el Papa Francisco ore e implore a nuestra
Madre, es una buena señal.
Es cierto que es el primer Papa latinoamericano,
también es cierto que tiene la calidez y apertura característicos de los
latinos, cierto también que nació en Argentina.
Al punto que quería llegar, como mencioné
anteriormente, yo también fui una de las tantas que dijo el famoso: Ndeee es
argentino. (Textualmente).
Lo reconozco, mi humanidad pudo más que mi
espiritualidad, solo por unos segundos; gracias a Dios. La designación del nuevo Papa
va mucho más allá de las diferencias que nosotros podamos tener unos con otros,
ya sea por no comulgar con ciertas actitudes de los demás (soberbia por ejemplo);
la misión del Sumo Pontífice va mucho más allá de los colores de una bandera o
los límites geográficos.
Limitar un pontificado a una nacionalidad, es
triste. Se “supone” que a través de Cristo todos somos hermanos en el espíritu,
de manera que está demás emitir comentarios xenófobos. En lugar de denigrar al
otro, es uno mismo quien se empequeñece y empobrece, lo que es peor se vuelve mísero
espiritualmente.
Es cierto, molesta leer o escuchar a los hermanos
“anti católicos” cuando blasfeman, insultan, se burlan e irrespetan lo
concerniente a la Iglesia Católica; algunos son tan cobardes de usar “bromas” o
“garabatos graciosos”, y hoy sobre todo hoy, he decidido apegarme a lo dicho
por San Andrés: “Si a tu hermano no
puedes hablarle de Dios, háblale a Dios de tu hermano”.
El Papa Francisco viene con una mochila muy
pesada, y dentro de ella aún hay lugar para muchas cosas negativas que el mundo
se va a encargar de esparcir y vender como única verdad; llámese supuestos
hechos de, rumores de, cuentan – dicen - comentan que.
Lastimosamente el mundo está dividido en grupos,
sub grupos y grupitos. Siempre que se intente hacer algo para bien de los
demás, va a estar quién se ponga en primera fila para señalar y acusar.
Dejemos la justicia de los hombres a los hombres,
y la Justicia Divina a Dios. Los católicos tenemos suficientes pruebas para
afirmar que Dios juzga y es siempre justo; no pretendamos entenderlo en nuestra
diminuta y limitada humanidad.
Desde hoy y siempre, los invito hermanos
católicos a orar por nuestro Papa Francisco ; por nuestros Obispos y
Sacerdotes; que Dios los ilumine y los llene de sabiduría para pastorear como
Cristo alguna vez lo hizo hace más de dos mil años.
Tenemos mucho que agradecer, a Dios por darnos
finalmente un Papa, Francisco . A Cristo por ayudarnos a llevar esa cruz que
cada uno carga y solamente él sabe por qué pesa lo que pesa. A nuestra Siempre
Virgen María porque a pesar de los miles ataques y de todos los frentes,
podemos resistir gracias a su sagrado manto protector. ¡Gracias!
Gracias también por los hermanos “anti católicos”
que siempre están atentos a los movimientos y palabras de la Iglesia Católica,
gracias por sus reclamos, quejas, críticas, maldiciones y burlas. Gracias por
demostrarnos con sus actos, cuán grande es Dios y que él cumple su palabra,
ustedes son la máxima prueba del “Libre Albedrío” que el creador nos regaló a
todos.
Quien quiera entender, que entienda.
Gracias Argentina por ser la cuna dónde nació
nuestro Papa Francisco, ahora no solo es argentino, es del mundo y para el
mundo. Es el Padre de la Fe de cada uno de los que hacemos la Iglesia Católica.
Por eso gracias, nuevamente hoy estamos más unidos que nunca con ustedes,
hermanos argentinos, compartimos a un mismo Pastor.
Paz y Bien para todos.








