miércoles, 21 de agosto de 2013

Dios, ¿qué quieres de mí?


Ha sido poco el camino que hasta hoy, he recorrido. Por lo que he visto y oído, soy bendecida de tener  la familia que tengo; mis padres están juntos y se aman mucho, se ve y se siente el amor que se tienen. Mis hermanos, cada quién con sus peculiaridades y diferencias, hacen de la vida familiar un delicioso caos.

Al inicio de mi vida, no la hice fácil para mis padres; los médicos dijeron que tenía una enfermedad que se da en 1 de cada 100.000 niños; (sorteadísima), dicha enfermedad se conoce como “Laringotraqueomalacia”, básicamente nací con la laringe y la tráquea inmaduras; es decir un simple resfrío para mí era una bronquitis, a los 30 días de nacida tuve que estar internada en el hospital, dentro de una cámara de oxígeno, lo único que ayudaba a que yo tuviera una respiración normal. Por lo que cuentan mis padres, hubo un momento en que el oxígeno dejó de pasar a la cámara donde reposaba mi pequeño cuerpo de recién nacida, llegué a tomar un color azulado por la falta de aire; los médicos no lograban localizar el problema, mi papá, un hombre trabajador titulado como técnico en electromedicina y un ferviente católico mariano, oró a la Virgencita de Caacupé por mi salud, por mi vida, le prometió que si le ayudaba a discernir el origen del problema que ponía en peligro mi vida; iría caminando y rezando a viva voz el santo rosario, desde nuestra casa hasta su Santuario situado a 59 km de distancia aproximadamente. Según lo cuenta papá, en ese momento “algo” le dijo que revisara la válvula que servía de conexión entre el galón de oxígeno y la cámara donde yo me encontraba, así lo hizo y se percató que la misma estaba sucia y eso imposibilitaba el paso del oxígeno, limpió y volvió a conectar; en ese momento vio como mi pechito recuperaba su color rosado, alcanzó a observar como yo reanudaba un hábito tan básico en los seres humanos, inspirar y exhalar…

Mis dos primeros años de vida los pase entre médicos y hospitales, mis padres siempre atentos a lo que podía acontecer conmigo; sobre todo mamá que renunció a su vida social por cuidarme, por evitar que el contacto con otras personas propiciara que adquiriera resfríos o gripes. En una oportunidad mi abuela materna me dijo que tenía miedo de quedarse a mi cuidado porque yo era una bebé muy frágil, que solamente mamá sabía qué y cómo hacer para que estuviera bien. No la culpo, es toda una responsabilidad cuidar de un ser delicado y enfermo. Papá mencionó en una oportunidad que el esfuerzo que yo hacía por respirar era tal, que me sudaba y en demasía la cabeza; gracias a los médicos que Dios puso en el camino de mis padres, superé todo a los 2 años, nadie sabe cómo ni por qué se da esta enfermedad, no es hereditaria ni mucho menos, simplemente es algo que a cualquier bebé le puede pasar. Algo que también descubrí al leer acerca de esta enfermedad, es más común que se presente en niños no así en niñas, es decir, lo de “sorteadísima” no fue por exagerar ni agrandar nada.

Por los relatos de mis padres, abuelos y hermanos mayores, no logré hablar claramente sino hasta los 6 años, una frase que suena mucho en los relatos familiares es: “Tero Tomar Tototo” eso lo decía yo haciendo referencia al deseo de tomar leche, me imagino el esfuerzo que hacían los de mi casa por entenderme.

En la escuela era muy callada, tanto que la psicóloga del colegio le dijo a mamá que yo parecía ser “autista” que viera algún tipo de ayuda para mí; claro que a mis 7 años no me iban a decir semejante cosa, la cuestión era sencilla, no quería y por eso no hablaba, carecía de cualquier habilidad social básica, me daba terror hablar en público desconocido e interactuar con demasiada gente. Digamos que mi experiencia en ese primer colegio no fue la mejor, una suma de muchas cosas, ahora estudiando psicología me di cuenta que “había sido” fui víctima de  bullying (se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros), a la corta edad de 6 años cursando el pre escolar algunas compañeras, incluso físicamente más pequeñas que yo, se burlaban de mí porque no hablaba, en una oportunidad me rodearon en el patio del recinto y por turno estiraron mi delantal hasta el punto de romper algunas costuras, luego vinieron empujones, jalones de cabello y gritos; recuerdo que al regresar a casa ese día, mamá me preguntó qué había pasado por eso mi uniforme venía roto, yo decidí callarme la verdad y responder con una mentira: “Me enganché por la hamaca”. Las burlas y el maltrato psicológico continuaron yo aguantaba callada; mi desquite en contra de esas niñas era, esconderme en el aula en algún momento del receso y comer a escondidas lo que ellas guardaban en sus merenderos para disfrutarlo más tarde, digamos que el pre escolar no es una etapa que yo recuerde felizmente, ya en el primer grado de primaria las cosas “mejoraron”, esas abusivas niñas cambiaron de aula y otras de colegio, pero yo seguía sin querer entablar lazo de amistad con algún compañero, recuerdo que sacaba dinero de mis padres para comprar cosas que me gustaban dentro de los límites del colegio; cosa que tampoco duró mucho porque muy pronto llamó la atención que una nena de 7 años llevara billetes grandes para gastar en la escuela, recuerdo a papá y mamá sentados frente a mí, preocupados y preguntando qué pasaba, la respuesta nunca cambiaba, siempre era la misma y escueta frase: “Nada”.

No veía la hora de salir de ese colegio, era un suplicio ir a diario a ese edificio que representaba lo peor para mí. Los domingos generalmente íbamos a visitar a mis abuelos paternos, un domingo que llegó gracias a Dios, me encontré con la hermana de mi abuela, una monja llamada Ángela, una licenciada en psicología educacional. No sé cómo, pero mi tía pudo sacar de mí lo que me había guardado, puedo recordar la expresión en su rostro cuando le narraba sin pelos en la lengua todo lo que viví en ese colegio; ella en ese entonces era directora de primaria en un colegio llamado Inmaculado Corazón de María; me propuso ir si quería, me dijo que esperaría mi respuesta; esa misma noche al llegar a mi casa con mis 10 años, le escribí una carta de 5 páginas a mi tía, obviamente le agradecí la oportunidad y le dije que me encantaría ir a su colegio. Lo demás fue aprobar el examen de admisión, que en realidad fue solo mero trámite, para nadie es un secreto que los números nunca fueron mis amigos, no ocurre lo mismo con las letras y la lectura, por lo cual reprobé matemáticas y aprobé con honores gramática.


El primer día de clases en el nuevo colegio fue el preludio a lo que viviría los próximos 8 años, conocí a 3 de mis mejores amigas, hasta el día de hoy mantengo contacto con ellas, como en muchos lugares, encontré personas antagonistas, en compañeras, profesores hasta directores pero no fueron más que personajes que aún con sus lados negativos dejaron huellas en mí, forjaron la joven que egresó de ese colegio con una seguridad que no conocía, lista para enfrentar el reto de ingresar a la universidad.

Hubo tropezones, claro, complejos e inseguridades que me recordaban lo que yo pretendía enterrar y para siempre de mi vida; qué ingenua, la realidad es que cambiar de colegio, sumó a mi vida, en una de las tantas conversaciones que tuve con mi hermana mayor en el dormitorio que compartíamos, ella mencionó que yo había cambiado mucho y para bien; que hablaba más y expresaba lo que sentía; creo que en ese instante no lo pude ver pero Dios fue colocando todo en su sitio para mí, en casa Papá y Mamá siempre nos inculcaron la importancia de vivir la fe católica, para no decepcionarlos participaba de las catequesis, misas y reuniones pastorales, algo que inició como forzado a obedecer, terminó por gustarme.

Luego de mi confirmación, fui catequista, luego integrante de grupo juvenil, animadora de grupo y coordinadora; digamos que era una joven católica básica; ¿por qué básica? Porque creí que con eso que hacía era suficiente, muy en el fondo sabía que hacía falta más, mas no hallaba la forma o el camino; mi entusiasmo inicial por la pastoral juvenil de mi Parroquia acabó cuando permití en mi inmadurez, que factores personales pesaran más que el servir a Dios en su iglesia; seguí con el ministerio de catequista, lo admito, esos 9 años de trabajar con jóvenes y 1 año con niños; son los mejores de toda mi vida, no fui ni me considero la mejor de las catequistas pero, desde mi lugar puedo orgullosamente decir que si bien no protagonicé algo extraordinario, en todo lo que hice, siempre le puse mucho pero mucho amor; creo que perder el miedo a equivocarme y confiar en Cristo obró ese milagro de creer y amar más a Dios y su iglesia. Comprendí que no es a los hombres a quien me debo como cristiana católica y servidora de Cristo, sino que me debo entera y completamente a él, sin importar las pruebas o las personas que son instrumento de aprendizaje en la vida de todo católico creyente y practicante.

Llegó un momento en mi vida como catequista que sentí que no era suficiente, que el ciclo de catequesis había terminado, lo que ofrecía ya no era relevante, que una misión nueva venía para mí, cerré el ciclo luego de 10 preciosos años como catequista. Recuerdo esa noche, en la que encerrada en mi dormitorio me pregunté: ¿Y ahora qué? ¿Cómo te sirvo, Señor? ¿Qué esperas de mí?

No estaba en mis planes, pero si en los de Dios, fui bendecida una vez más y participé de la Jornada Mundial de Jóvenes en Aparecida con los Oblatos de María Inmaculada luego en Río con jóvenes de los 5 continentes. Hasta hoy no lo puedo creer, es algo que ni remotamente esperaba concretar, ni lo soñaba. Conocí personas excelentes, conviví con ellas y tomé un enorme cariño.
Claro que agradezco todo lo vivido, recién ahora puedo entender los fracasos y los “no” a muchas de mis plegarias, no es el tiempo, aún no.

Espiritualmente, fortalecida en varios aspectos; no completamente. Personalmente, mucho por concretar y finalizar, esas sombras del pasado siempre van a estar, debo aceptar eso, son parte de lo que soy ahora, me cansé de darles importancia, me cansé de dejarles ganar y permitir que me frenen, si Dios lo aprueba y me bendice una vez más con tiempo y vida, lograré realizarme como profesional, aguantar las presiones y vivir, vivir mi vida de acuerdo a él, no de acuerdo a los demás y sus burdas presiones. Dejaré que se seque mi almohada, única testigo de las lágrimas que a vista del mundo resultarían hasta ridículas las razones que precedieron a ese torrente de agua; pero solo mi corazón sabe lo que mi alma llora, solo mi razón sabe lo que provoca que emanen esas saladas lágrimas.

Reconozco que soy genial escuchando a los demás, mas soy pésima oyendo lo que en realidad quiero decirme; bueno, siendo clara, era pésima, esta madrugada luego de enojarme con Dios, llorar y analizar, tras escribir estas confusas y desordenadas líneas, puedo discernir que no hay nadie que sea responsable de los “frenos” que se dieron en mi vida en varios aspectos, esas limitaciones me las puse yo, no hay mayor responsable que yo misma, ¡basta de auto sabotearme! Resulta hasta irónico, estudiando psicología llegar a esta resolución a mitad del camino recorrido en la carrera, la frase que resuena en mi cabeza es: “Los tiempos de Dios no son los nuestros”; debe haber algún motivo por el cual he llegado a este momento; a este auto descubrimiento, si es tarde o no, realmente no me importa; lo que sí creo es que es ahora y por algo, escuché muchas historias de cambio de vida, de conversión, de punto límite, de un antes y un después, no sé si este es un punto y coma o un punto y final a una parte de mi vida para iniciar con otro capítulo.
Me pregunto: ¿he buscado ferviente y sinceramente a Dios? ¿He respondido con un Sí sincero a su llamado? ¿Por qué me eligió? ¿Para qué me llamó? ¿En qué debo servirlo? ¿Seré capaz de asumir con valentía los planes que él tiene para mí?

Dios, sé que muchas veces por pereza no he sido perseverante en mi comunicación personal contigo; reconozco que he sucumbido a tentaciones y he pecado; me he alejado de vos, me enojé, cuestioné y reclamé un sinfín de veces; no sé si eso es rebeldía, hipocresía o cinismo; me conoces perfectamente, sabes que no hay ser más imperfecto que yo, más egoísta y desagradecido. Quiero ser digna de vos, Señor Jesús, quiero ser una servidora, quiero armar lío haciendo el bien, quiero hacer correr la voz de lo bello que es seguirte, imitarte y amarte. Pero, necesito creer más, necesito querer más, necesito temer menos, esperar más y confiadamente en vos. Te imploro, me ayudes a aumentar mi fe, te pido que me hagas digna de servirte Señor Jesús, me atrevo a suplicar que hagas de mí un instrumento, llévame a donde quieras, usa mi voz para que otros te oigan, usa mi vida para ser un testimonio de tu inmenso amor, ya no quiero ver cómo pasa la vida, ya no quiero ser una espectadora, quiero ser partícipe, quiero que a través tuyo, pueda sumarme a quienes ya dijeron que si y están valientemente peleando por convertir en realidad la “civilización del amor”. Mamita María, lleva mi súplica a tu hijo Jesucristo, que se haga su voluntad y ayúdame a aceptarla. Amén.

Santísima Trinidad, 21 de Agosto de 2013

02:30hs - 05:51hs

miércoles, 13 de marzo de 2013

CATÓLICOS, HABEMUS PAPAM



“…Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: « ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Él les dijo: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos»…” Evangelio según San Mateo 16, 13-20


Durante toda la jornada del lunes 11 de marzo se escuchó mucho el término, “Cónclave”; para bien o para mal de muchas personas. 



Aclaremos qué significa Cónclave: viene del latín, “cum clavis”, y significa precisamente “bajo llave”. Es una asamblea de cardenales regida por reglas muy estrictas, durante la cual los mismos se aíslan del mundo exterior para evitar presiones hasta haber elegido a un nuevo papa. Esto tiene vigencia desde el Concilio Lyon II (1274).



El día de ayer (12/03/2013), se inició el Cónclave con la misa Pro Eligiendo Romano Pontífice, presidida por el cardenal decano Angelo Sodano y concelebrada por los 115 cardenales electores en la Basílica de San Pedro.

 Se realizó posteriormente la primera votación, y a través de la chimenea montada sobre el tejado de la Capilla Sixtina se pudo observar que la primera fumata tuvo humo negro, lo que significa que no se logró un acuerdo entre la mayoría de los cardenales electores para elección de un nuevo Papa.

 Para anunciar al nuevo Sumo Pontífice se requería de 77 votos de los electores.

Finalmente hoy luego de 5 votos en total, dos fumatas negras y una blanca; la esperada, se dio a conocer al nuevo Papa de la Iglesia Católica, él es: Cardenal Jorge Mario Bergoglio, ahora nuestro Papa Francisco.


La emoción que me embargó el alma al ver salir humo blanco de la chimenea colocada sobre la Capilla Sixtina, fue increíble. Como católica y practicante me alegré, me sorprendió de sobremanera tal vez porque me uní a las plegarias de los demás hermanos católicos alrededor del mundo, tal vez porque de alguna manera fui partícipe de ese momento histórico en la iglesia, tal vez porque así me lo hizo sentir el Santo Espíritu.


Cuando el cardenal francés Jean-Lous Tauran anunció quién fue electo Papa, lo admito me quedé en shock, lo primero que se me vino a la cabeza fue: “Es argentino, y ahora quién los aguante a los argentinos”. 



Luego, el Papa Francisco tomó la palabra, escuché no solo con los oídos sino con el Espíritu lo que tenía para decir, ahora describiendo el momento que viví vuelvo a tener piel de gallina y lágrimas en los ojos; quienes me conocen saben que no soy de lágrima fácil, todo lo dicho por el Santo Padre me llegó; agradecí a Dios por el hombre que escogió para Pastor de sus ovejas en el mundo.



Comenzamos un camino de fraternidad, de amor, de confianza. Recemos para que haya una gran fraternidad en todo el mundo. Antes de dar la bendición os pido un favor, que pidáis al Señor la bendición para su obispo. Hagamos en silencio esta oración vuestra por mí”.


El Papa Francisco se ganó mi respeto y admiración, en tan solo minutos. Con sencillas palabras, con naturalidad y obvia sinceridad demostró ser un hombre humilde, dispuesto a realizar  la labor de evangelizar no solo a Roma, sino al Mundo. Y se despidió diciendo…



“Nos vemos pronto. Voy a rezarle a la Virgen para que proteja toda Roma. Buenas noches y buen descanso."


Para nosotros los católicos, la figura de la Santísima Virgen María tiene una preponderancia única en nuestra espiritualidad; una vocación que se nutre y sustenta en la Madre celestial, es una vocación que rinde frutos y posee fortaleza para sopesar las acechanzas del mal. 


Me viene a la memoria lo siguiente: “Dónde se encuentra presente la Virgen María, el Diablo detesta estar, odia no tener poder sobre la inmaculada concebida sin mancha de pecado original”. 


Que el Papa Francisco  ore e implore a nuestra Madre, es una buena señal. 


Es cierto que es el primer Papa latinoamericano, también es cierto que tiene la calidez y apertura característicos de los latinos, cierto también que nació en Argentina.


Al punto que quería llegar, como mencioné anteriormente, yo también fui una de las tantas que dijo el famoso: Ndeee es argentino. (Textualmente). 


Lo reconozco, mi humanidad pudo más que mi espiritualidad, solo por unos segundos;  gracias a Dios. La designación del nuevo Papa va mucho más allá de las diferencias que nosotros podamos tener unos con otros, ya sea por no comulgar con ciertas actitudes de los demás (soberbia por ejemplo); la misión del Sumo Pontífice va mucho más allá de los colores de una bandera o los límites geográficos.


Limitar un pontificado a una nacionalidad, es triste. Se “supone” que a través de Cristo todos somos hermanos en el espíritu, de manera que está demás emitir comentarios xenófobos. En lugar de denigrar al otro, es uno mismo quien se empequeñece y empobrece, lo que es peor se vuelve mísero espiritualmente.


Es cierto, molesta leer o escuchar a los hermanos “anti católicos” cuando blasfeman, insultan, se burlan e irrespetan lo concerniente a la Iglesia Católica; algunos son tan cobardes de usar “bromas” o “garabatos graciosos”, y hoy sobre todo hoy, he decidido apegarme a lo dicho por San Andrés: “Si a tu hermano no puedes hablarle de Dios, háblale a Dios de tu hermano”.

El Papa Francisco  viene con una mochila muy pesada, y dentro de ella aún hay lugar para muchas cosas negativas que el mundo se va a encargar de esparcir y vender como única verdad; llámese supuestos hechos de, rumores de, cuentan – dicen -  comentan que. 


Lastimosamente el mundo está dividido en grupos, sub grupos y grupitos. Siempre que se intente hacer algo para bien de los demás, va a estar quién se ponga en primera fila para señalar y acusar. 


Dejemos la justicia de los hombres a los hombres, y la Justicia Divina a Dios. Los católicos tenemos suficientes pruebas para afirmar que Dios juzga y es siempre justo; no pretendamos entenderlo en nuestra diminuta y limitada humanidad.


Desde hoy y siempre, los invito hermanos católicos a orar por nuestro Papa Francisco ; por nuestros Obispos y Sacerdotes; que Dios los ilumine y los llene de sabiduría para pastorear como Cristo alguna vez lo hizo hace más de dos mil años.


Tenemos mucho que agradecer, a Dios por darnos finalmente un Papa, Francisco . A Cristo por ayudarnos a llevar esa cruz que cada uno carga y solamente él sabe por qué pesa lo que pesa. A nuestra Siempre Virgen María porque a pesar de los miles ataques y de todos los frentes, podemos resistir gracias a su sagrado manto protector. ¡Gracias!


Gracias también por los hermanos “anti católicos” que siempre están atentos a los movimientos y palabras de la Iglesia Católica, gracias por sus reclamos, quejas, críticas, maldiciones y burlas. Gracias por demostrarnos con sus actos, cuán grande es Dios y que él cumple su palabra, ustedes son la máxima prueba del “Libre Albedrío” que el creador nos regaló a todos.


Quien quiera entender, que entienda.


Gracias Argentina por ser la cuna dónde nació nuestro Papa Francisco, ahora no solo es argentino, es del mundo y para el mundo. Es el Padre de la Fe de cada uno de los que hacemos la Iglesia Católica. Por eso gracias, nuevamente hoy estamos más unidos que nunca con ustedes, hermanos argentinos, compartimos a un mismo Pastor.


Paz y Bien para todos.


martes, 12 de marzo de 2013

NUNCA ES SUFICIENTE.




Estas líneas son dirigidas a aquellos padres que unidos en matrimonio dedican su vida a la educación de sus hijos.

Si bien aún no soy madre, soy hija y de acuerdo a mi experiencia me atrevo a expresar lo siguiente:

Cuando dos personas (un hombre y una mujer) deciden unir sus vidas con el sagrado sacramento del Matrimonio, prometen ante Dios y los hombres; educar en la fe y ...aceptar a cada hijo que Dios decida enviarles; en ningún momento se oye: “Si vos fulano traes el sustento a la casa ahí termina tu función, y vos mengana si te quedas en la casa tenes la obligación de educar y corregir a tus hijos, ya que es lo único que vas a realizar en todo el día y eso no es excusa para sucumbir al cansancio”.

En reiteradas ocasiones escuché la misma frase que ante el dejo de ignorancia se toma como una verdad universal: “Ella es su mamá, que se encargue de sus hijos, no hace nada más que estar todo el día en la casa. Yo tengo suficiente con salir a trabajar y mantenerlos a todos.”

Aquí es donde comparto mi experiencia, soy la tercera de seis hermanos. Cuando aún éramos 4 hermanos, mamá estuvo con nosotros todo el tiempo, ella se desempeñó como “ama de casa” mientras mi papá salía a trabajar prácticamente todo el día.
“Ama de casa”, pregunté a muchas personas cuál era la imagen que se les venía a la mente cuando escuchaban estas tres palabras, lo que resultó fue lo mismo: “La mujer que se queda en la casa para cuidar a los hijos. Es el trabajo menos estresante que existe”.

Desde que tengo uso de razón recuerdo a la “Ama de Casa” que nos crió a mi y a mis hermanos, a una mujer que se levantaba temprano aún si no dormía bien en las madrugadas por cuidar a uno de sus hijos enfermos, se encargaba prácticamente de todo, desde poner los uniformes de colegio de los mayores (5 y 6 años), lavar, planchar, fregar, cocinar, atender que los niños hicieran las tareas escolares y ser mamá tiempo completo. Y ahí no termina: Enfermera, Médica, Cuenta Cuentos, Compañera de juegos, Chef, Modista, etc. Sin respiro en todo el día.

¿Y mi papá qué hacía? Muy temprano, a las 6:30hs salía de casa en dirección a su trabajo, llegaba al medio día para almorzar, una hora justa, cuando se retiraba para de nuevo ir a la oficina, se tomaba el tiempo de llevarnos a mi hermano David y a mí a la muralla y nos decía que contáramos hasta diez para ver lo rápido que se iba corriendo a laburar para terminar cuanto antes sus obligaciones laborales y luego poder venir a casa y jugar con nosotros. Recuerdo que papá, aún cansado jugaba conmigo y con mis hermanos, no es dato menor repartirse entre niños de 6, 5, 3 y 2 años. Cuando al fin dábamos tregua a papá, él ayudaba a mamá para terminar lo que hacía falta hacer en la casa, por ejemplo: Doblar las ropas limpias, barrer, repasar el piso, extender las ropas, regar las plantas etc. Mis hermanos y yo crecimos con ese ejemplo, mis padres juntos siempre y siendo solidarios uno con el otro.

No todo era perfecto, como en toda familia, hubo momentos difíciles que se pudieron sobrellevar gracias al amor y a la entrega de uno por el otro.

Mamá y Papá se tomaron el tiempo en enseñarnos muchas cosas, cuando llegaron mis otros dos hermanos, mis padres trabajaban fuera de la casa, en ese momento y por medio tiempo, mis hermanos mayores cuidaban de los menores. Eso no hubiese sido posible si Papá y Mamá no nos hubiesen enseñado con el ejemplo que siempre, pero siempre uno tiene que poder dar algo por el otro, el cansancio jamás debe ser una excusa. Como siempre dice Papá: “Voy a descansar cuando me muera, mientras siga vivo voy a hacer lo que este a mi alcance, no le tengo miedo al trabajo”.

¿Por qué comparto esta experiencia? Porque creo necesario dar a conocer que, aunque los hijos cuenten con una mamá durante todo el día (lo cual es un lujo y una bendición hoy en día), los pequeños precisan de un tiempo de calidad con el papá que sale a trabajar y como todo ser humano puede cansarse.

Papás, que el cansancio no les separe de sus hijos, aprovechen ahora que son pequeños aún, incúlquenles valores con las palabras pero sobre todo con los HECHOS que son lo que finalmente los hijos vemos con mayor claridad. Que no sea el “CANSANCIO” el factor que provoque que sus hijos solamente los vean como un “querido proveedor” y cuando hacen alguna travesura, el “ogro que ronca fuerte”, eso no es respeto, es temor. Muchos creen que el temor es respeto, y no es así. Que ese CANSANCIO no se convierta en la excusa para entregarse a la COMODIDAD del descanso y que se vea la mamá con todo lo referente a la casa.

Para traer a los hijos al mundo, se necesitaron 2.

Y vuelvo a recalcar, ser “Ama de Casa” es un trabajo, quizás el más cansador de todos, y seguramente el más criticado y menos comprendido.

Tuve la bendición de crecer con un papá y una mamá que se amaron desde el principio, no solo de palabras sino con hechos, eso es amor, a pesar de todo el cansancio, de todo el dolor prima el amor y la renuncia por el otro, por la familia.

Papás, es importante ganar el pan de cada día, pero eso NO ES SUFICIENTE.

Atte: Una hija; Daia Cáceres.

miércoles, 30 de enero de 2013

Ignorancia disfrazada de Machismo



El deporte en todas sus categorías y estilos siempre ha sido motivo de orgullo, pena, tristeza o alegría.

No me agrada pensar en el deporte como un generador de pasión, ya que dicha emoción va muy ligada al fanatismo… y ésta por ende a la ligereza de ánimo con tendencia segura a la violencia.

Hoy específicamente me gustaría hablar del deporte rey, si ese mismo, el Fútbol.

Es sabido que el Fútbol en sus inicios fue un deporte privilegiado solo para los hombres, y aclaremos, “en sus inicios”, allá por el siglo III Ac. se practicaban actividades deportivas que denotaban modismos de lo que hoy conocemos como balompié.

El fútbol femenino tiene sus orígenes ya en la Dinastía Han sin contar con el hecho que en el siglo XII las mujeres practicaban este deporte especialmente en los países de Francia y Escocia.

Históricamente hablando, en la Primera Guerra Mundial sucedió lo que hoy se conoce como el “motivo y fuerza de la inserción de las mujeres en el Fútbol”, en esa época los hombres iban al campo de batalla mientras las mujeres tomaban el mando del hogar y del trabajo. En las fábricas (lugar común de desempeño laboral de la época) se formaron equipos de fútbol femenino y desde entonces las mujeres han estado procurando su lugar en el fútbol, el cual se legalizó en 1971 gracias a la UEFA quien a través de su importante figura en el medio deportivo instó a los clubes la fomentación del fútbol femenino. Y la lucha sigue hasta el día de hoy…

Si bien el Fútbol Femenino ya tiene su espacio ganado y sus magníficas figuras como exponentes de buen desempeño futbolístico a nivel mundial, la lucha persiste en el “Periodismo Deportivo”. El periodismo en el rubro deportivo fue siempre el lugar dominado por los hombres en distintos países, pero, específicamente en Paraguay esto ha sido una verdad implacable hasta que una mujer con agallas dijo: También puedo; la conocemos todos, nuestra Soledad Franco, la matriarca del periodismo deportivo en Paraguay; valientemente rompió con las barreras del rubro tutorado solo por hombres y desde entonces otras valerosas féminas han dado el siguiente paso.

La lucha persiste, repito, ya que en toda la vorágine de la tecnología y las redes sociales se expresan libre y a veces irresponsablemente las ideas, opiniones y pensamientos recónditos en cada ser humano.

En la famosa red social Twitter hay una cuenta denominada @AlbirrojaPrensa manejada por una mujer que gusta y ama el fútbol, y en la noche de ayer por ejemplo la misma al momento de escribir sus tweets cometió algunos errores, lo que se utilizó como motivo para agredirla y ser objeto de burla de algunos “colegas” sin contar con los muchos “fanáticos” del fútbol (todos hombres). Una cosa es corregir y hacer ver el error a la compañera y otra muy distinta aprovecharse de eso para fastidiar, insultar y burlarse. He sido testigo de los errores de muchos colegas “hombres” y sin embargo no se generan burlas ni reproches de la magnitud vivida por la colega Fabiana S.

Es cierto, ya son pocos, mas siguen manifestándose a causa de nimiedades, ellos los grandes machistas temerosos de ser relegados por el que ellos consideran es el sexo débil, este tipo de personajes se descubren solos ante la necesidad de mostrarse “fuertes, seguros y sabios” en el rubro.

Mi total apoyo a la colega Fabiana, y de corazón gracias a los periodistas deportivos con quienes tuve el privilegio de intercambiar opiniones con el mayor de los respetos, ellos son muchos y son más que aquellos (contados con los dedos de la mano) que siguen con ese absurdo machismo minado de ignorancia y temor.

Como mencioné al principio de la nota, la pasión es una emoción que invariablemente va ligada al fanatismo, y ese apasionamiento desenfrenado genera que el fanático se comporte en ocasiones de manera violenta e irracional. En conclusión, no se puede razonar con un ferviente y apasionado fanático del fútbol.

Pueden estar o no de acuerdo con lo que he escrito, entenderé los comentarios a favor y en contra. No podía dejar pasar esto, es tiempo de dejar en claro las cuentas y reconocer que el deporte, específicamente el Fútbol,  tiene lugar para todos, hombres y mujeres. No permitamos que unos cuantos hagan del periodismo deportivo una cuestión de género.

 Así como he sido paciente con muchos machistas "disfrazados de hinchas”, espero que ustedes lectores lo sean con una mujer que busca su espacio para hacer lo que ama, “Periodismo Deportivo”.

viernes, 4 de enero de 2013

Reyes Magos de Corazón

“ Lluvia Estelar de Estrellas...
Viajando hasta Oriente...
La del Norte la Primera...
Orientando a Tres Reyes...
Por Delante el Rey Gaspar...
El Mayor el Rey Melchor...
Detrás va el Rey Baltasar...
Buscando van al Niño Dios...
Viajan Noche tras Noche...
Es Magia de Reyes Magos...
Ofreciendo Bendiciones...
Van cargados de Regalos...
Alúmbrales Señor el Camino...
Que lleguen a los Corazones...
A los niños les traen Cariño...
Nostalgia para los Mayores...
Quiero de nuevo ser Niño...
Compartiendo mil Ilusiones... ”

Hoy escuché a un papá de tres menores de 5, 3 y 1 año decir: "Yo no les creo falsas expectativas a mis hijos, mba´e reyes magos piko, otro gasto más".

¿Cómo robar a los pequeños esa ilusión de esperar con ansiedad ese 6 de enero a los reyes magos? ¿Cómo quitarles ese esmero en preparar la fuente con agua y pasto para los camellos de los reyes magos? ¿Por qué privarles del feliz despertar con los regalos a un lado de la cama sobre los zapatos dispuestos desde la noche?

Muchos dirán, ¿y qué pasa con los niños que ni caramelo reciben cada 6 enero?

Dejen a los niños ser niños, tratenlos con amor y mucha paciencia. Ellos crecen con lo que cada adulto que forma parte de su vida le regala, mucho cuidado con lo que se dice frente a ellos y sobre todo muchísimo más cuidado con lo que se hace. No está en mis manos hacer que cada niño o niña del país reciba un regalo de reyes este domingo, pero si vos sabés de uno cuyos padres no pueden o no tienen, animate y convertite en un hacedor de sueños, no importa el precio importa el gesto.

Siento muchísimo por los hijos de quellos "padres" que con mucha desfachatez se cuelgan el cartel de "pobres" pero cada fin de semana, religiosamente tienen para comprar su ñoño de cerveza, "no tienen" para leche, pan y comida de sus hijos pero si para el vicio.

Solo para eso me tomé la libertad de escribir esto, yo haré mi parte, espero vos sumes y ayudes a repartir un poquito de alegría a los que hoy son nuestros pequeños ciudadanos, y mañana serán nuestros grandes líderes. Gracias.